viernes, 4 de septiembre de 2009

Pandora

¿Qué haces cuándo sin buscarlo se abre tu caja de Pandora?

En nuestra íntimas reuniones hablamos de muchas cosas, interesantes muchas o todas por eso se nos hacen siempre las tantas al volver a casa. Tenemos muchas cosas que recuperar, tenemos (tengo) muchos años que recomponer y cada vez hablamos más profundamente de ciertas cosas, muchas de ellas aparentemente pasadas.

No tengo formación en terapia y no siento necesitarla, ellas me llevan ventaja, mucha ventaja.
Aprendo mucho escuchando sus conversaciones y participo en silencio cuando veo claro que en ese momento se está produciendo un estallido de amor tal que interrumpirlo sería cuanto menos obsceno.



En algunas de estas reuniones, cuando creen que están preparadas para enfrentarse a sus miedos, los recogen entre sus manos y los depositan con delicadeza sobre la barra para que podamos picar del platillo alternando con los cortos sorbos de las copas.
Es entonces cuando nuestros sentidos se vuelcan para así recoger las migajas de dolor que pudieran caer de él.

Pero, ¿Qué ocurre cuándo en su afán de superar obstaculos los encuentro trasladados frente a mí?
Es ahí donde se abre mi caja de Pandora para envolverme en su espesura mientras no puedo pensar más que en, "un momento de donde me viene esto, ¿no se había borrado de mi mente? pues no bonita no, ahí estaba sin saberlo ". ¿Y ahora qué? pues después de darle vueltas sólo encuentro una solución, o cierro la caja o destruyo su contenido.

¿Lo mejor? que el contenido pueda ser destruido en el lugar en que se creó. ¿Lo peor? destruirlo en el lugar que se creó porque te enfrentas con el contenido y el continente.



Y ahí estoy, superando en mi terapia particular los fantasmas de la década pasada. Y es que cuando un fantasma cumple doce años definitivamente hay que enfrentarse a él, mirarle a la cara y decirle con seguridad, "mira majo tu ya estás muy mayor para andar jodiendo y es mejor que te jubiles".

Poco a poco.

Y aun así he descubierto que no cambio por nada del mundo mi pequeño miedo por estos viernes de amor absoluto. A nuestra manera. Son nuestros y yo necesito que sigan ahí.

12 comentarios:

  1. (Gran canción de The Cure,signorina). Enfrentarse a los miedos...uf...qué fácil es decirlo y qué difícil llevarlo a cabo. Si lo estás haciendo, me postro ante tí.

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  2. Superar los miedos es una tarea que todos tenemos pendiente... todos tenemos algún fantasma que otro (el tuyo, al parecer, de esos gordos y pesaos que insisten en quedarse).
    Felicidades por haberte atrevido a luchar contra él... no todos encontramos el valor para hacerlo.

    Un beso.

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  3. Tienen razón, hay que ser muy valiente para atreverse a mirar dentro de una y enfrentarse a eso que con tanto cuidado hemos escondido allí dentro para intentar olvidarlo.....
    Felicidades por ello, y ya nos dirás sin llegas a la paz despues de esa terapia que haces... :-)

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  4. Menda, señora mía si sigue usted así y me enseña un poco más de lo que lo ha hecho hasta ahora, seré yo quien se postre a los suyos.

    Bollovillo, fácil no es pero de eso se trata si una misma no lo hace nadie de fuera lo hará.

    La Queli, no creas no llega a tormento, yo las cosas las analizo hasta un punto exagerado. A veces el resultado queda en llegar a la parálisis por el análisis, pero es que yo hasta que no entiendo las cosas no paro.

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  5. me gustan estos post-catarsis...

    me analizo, me busco, no me entiendo pero quiero entenderme, pero no consigo entenderme y doy vueltas sobre mi misma intentando entenderme pero sin entenderme...

    no sé por qué se me ha ocurrido que nadie puede verse a sí mismo, siempre necesitas un espejo que te refleje...

    uhmm, voy a tomarme un café que tanta filosofia un sabado por la mañana no puede ser buena.

    pd. me ha gustado mucho

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  6. bea, gracias. ¿Y a quién ves en el espejo?

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  7. yo no tengo espejo, por eso parezco un gato persiguiendo su propio rabo...

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  8. En vista de que no hay actualizaciones (y que conste que comparto y respeto tu filosofía BCQ) no me queda más remedio que comentar esta entrada.
    Cada cual tiene su caja de Pandora y cada cual recibe de vez en cuando esa visita inesperada del dickensiano Ebenezer Scrooge.
    Otras veces somos nosotros mismos los que por pura curiosidad, por saber si el gato está vivo o muerto (ay, mi querido Schrödinger), abrimos un poquito la tapa de la caja y nos llevamos un buen arañazo. ¡Dios mío, sigue vivo!
    En cuestión de cajas de Pandora, yo me quedo con la de la señorita Brooks.

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  9. Sakura, deberá usted saber que puedo temer la visita de algún fantasma pero nunca de carne y huesos.
    Respecto a Schrödinger le diré que hace bien poco comenté en un blog que sigo, la frase "la curiosidad mató al gato", lo que tal vez pueda darle una pista de mis intenciones.
    Por otro lado no entraré en discusiones sobre la señorita Brooks porque no llegaríamos a un acuerdo y las soluciones salomónicas en este caso quedarían demasiado gores para el público que me poco-lee.

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  10. Si sus intenciones son las que deduzco, entonces debería tener un martillo grande en la mano y atizarle al gato rápidamente en cuanto abra la tapa.

    Las decisiones gore-salomónicas no son lo mío, prefiero que se la quede usted antes de que Salomón me la parta por la mitad.

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  11. ME HE PUESTO A LLORAR.....GRACIAS

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